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martes, septiembre 20, 2005

Agente Secreto

Cuando me enteré corrí a anotarme. Me dieron un username y un password. Lo anoté en mi celular porque era un quilombo. Me llegó un mail con una misión por resolver. Lo logré. Luego vendrían dos más, me escribieron por sms a mi celular, les contesté. Todo esto un viernes, hasta que el último mensaje decía que fuera a un lugar en la calle Maipú de 10 a 19 (casi imposible de llegar sabiendo q yo paso por ahí cerca tipo 9 y 19 hs, antes y después del laburo) a retirar un cd. En el 17, a las 18.30, pleno centro, un tráfico de la hostia lo que me llevó a bajarme antes y correr unas cuadras, no más de 4 (la misión no lo exigía, yo lo decidí al ver la hora que era) : las corro, llego a la dirección indicada, la puerta cerrada, golpeo desesperadamente, me abre un muchacho, pregunto por la agente secreta Penélope, me dicen q hacía 5 minutos se había retirado (ya eran las 19.05), igualmente me entrega el cd con claves. Me voy hasta el laburo de mi hermana que quedaba a dos cuadras, sólo para conectarme en una pc, coloco la clave, espero el nuevo desafío, no me llega, desespero, al día siguiente, por la mañana, en el laburo, me llega una clave nueva. La respondo automáticamente y logro cumplir con todas las misiones (3 con 3 acertijos cada una) Al cabo de dos semanas, mientras dormía un sábado a las 11 de la mañana, me llega un sms diciendo que pase en la semana de lunes a jueves por unas oficinas en Retiro a buscar mi paga, mejor dicho mi premio: dos entradas para ir a ver a Moby este viernes... ($80 + gastos de envío cuesta cada entrada). Esto fue el concurso de Nokia Secret Agent. Todo lo relatado es real. El lugar de Maipú era el local de Nokia. Sabía que ganaría esas entradas!

domingo, septiembre 18, 2005

Casi fundamental

viernes, septiembre 16, 2005

Ceguera

Se encontraron. Caminaron juntos mirándose de reojo, deseándose pero sin tocarse. Cruzaron una calle muy transitada, llegaron hasta una entrada, se detuvieron unos minutos, continuaron su paso. Atravesaron una puerta, la cerraron y se quedaron a solas. Ninguno prendió la luz, él le colocó una venda en los ojos de ella. Su corazón latía rápidamente, estaba viviendo una nueva situación: se sentía indefensa, totalmente desnuda, expuesta. Al anular el sentido de la visión, ella perdía el control de la situación. Inmediatamente, los restantes sentidos se potenciaron: podía percibir el suave perfume de la piel de él, oía la respiración de ambos en el silencio absoluto del lugar, su dermis comenzaba a sentir todo tipo de texturas: del aire, del roce, de otro cuerpo, se le abrían radares permanentemente. Su boca sentía su saliva, su sed, su ansiedad.

Más adelante seguiré con el relato ...

martes, septiembre 13, 2005

Maquinitas 02

No quiero sentir más, para no sufrir más...
No quiero volverme a ilusionar para no desilusionarme más...
No quiero sentir más... dolor...


Nada más potenciador como el aburrimiento para la depresión.

miércoles, septiembre 07, 2005

Obsesión


Estaba allí, llamándome, diciéndome que soy la persona que esperaba para tal fin. Me acerco, pregunto a un joven que estaba cerca si era para mí... No, no es para vos, volvete en unos días, tal vez te pueda ayudar y aparezca...

Empiezo a probar por otros lados, al lado, enfrente, a 10 cuadras, se me convierte en una obsesión. No, a ver, dejame ver, no para vos no tengo nada... es grande para vos... y ésta no te va? menos no te sirve? ese de allá no te gusta? otro?...


Cuantas más negaciones, más obsesiva me vuelvo, lo quiero ya, nació para mí, es eso o nada, ¿cuánto quieren?, tengo efectivo, tarjeta, lo que sea, no puedo esperar, vaya adonde vaya, me tiro un lance (ya por amor al arte, perdí las esperanzas) y pregunto por ése, ese maldito par de zapatillas Adidas SL76 color marrón chocolate Nº 38!


¿Cómo puede ser que hagan sólo 2 pares? :@



sábado, septiembre 03, 2005

Él y Ella

Mientras se duchaba, había llegado a una conclusión: pudo hilar todas esas palabras que durante meses le habían quedado rondando en su cabeza, para teminar de entender la personalidad de ese hombre. Él no la deseaba de cuerpo y alma, no eran sus curvas entremezcladas con su capacidad intelectual brillante aquello que lo paralizaba, él iba más allá. Ella aún creía en el amor, tenía esa pizca extra de sentimientos que los hombres no poseen, por eso, pudo enfriar su mente para descubrir su estrategia.

Se cruzaron en el bar, ella pudo comentarle apenas algo de lo que pensaba, había mucha gente, era imposible conversar entre la cantidad de gente que ciculaba y el ruido de voces, carcajadas, copas y demás. Él escuchó sólo tres minutos de lo que ella le hablaba y le bastó para irse, sin besarla.

Pasaron varios días, ella lo telefoneaba pero no lo encontraba, él no pasaba por el bar, hasta que finalmente volvieron a cruzarse allí: él se mostró ofendido, ella mantenía firme su posición. Ambos lamentaban no poder acercarse el uno a otro y sentirse, respirarse, besarse, como lo hacían habitualmente, robarse un poquito del otro en el corto tiempo que podían compartir a solas, sin gente alrededor, sin perjudicar el trabajo de ella.

Él le propuso una tregua, hacer las paces demandaría un tiempo que ninguno de los dos tenía disponible. Ella aceptó. No quería perder esos minutos robados a su trabajo de pasión, no quería anular su capacidad de sentir al menos en breves lapsos pero en altas dosis, cómo corría su sangre dentro de su cuerpo... cómo se le erizaba la piel... cómo caía rendida ante él apenas sentía su respiración tan de cerca, sus labios... sus brazos comenzaban a rodearla, dejándola a ella sin escapatoria.